Caminaba un hombre hacia la ciudad de León pero, iba cansado, sucio, sudoroso, despeinado y maloliente. Encuentra a un hombre y acercándose a él le pregunta:
-Disculpe, ¿Cuanto me falta para llegar a León?
-¡Para llegar a León, sólo le falta rugir y enseñar los dientes...!
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